miércoles, noviembre 23, 2005

 

Primo volador

Las horas se consumen convirtiéndose en pasado, he descubierto que no es uno... son varios los zancudos que me visitan y es más, entre ellos hay quienes se disfrazan. Es increible el poder de adaptación de estos insectos, su evolución ha sido tal que sin duda están en condiciones de superar al humano en el momento menos esperado. No sé bien por qué no han conquistado aún el Universo; Quizás tienen algún problema de autoestima historica y geneticamente arraigado que les impide dar el paso final. Tal vez prefieren mantenernos vivos, cansados, obesos y atontados para mantener una buena fuente alimenticia... o quizás simplemente aún no ha llegado el momento.
Ayer tarde entró en mi cómoda pieza un zancudo inmenso, disfrazado magistralmente. Dijo ser mi primo... le seguí el juego, habló estupideces durante largo rato, preguntando por mi salud, que si me gustaba la comida, que si me trataban bien... me dió noticias sobre mi madre.... ( maldito insecto valiéndose de mamá para engañarme). Llegó e minuto del silencio... me quedé mirando su cara, atravesada por una sonrisa....¿o era un corte en su máscara?....que disfraz tan bien logrado. Busqué el bulto de las alas por sobre su hombro pero la camisa se veía perfectamente plana.... genial. De un instante a otro sacó de su mochila unos papeles y puso en mi mano, que apenas sobresale por debajo de los lazos, un lápiz. Necesito que firmes acá primo - me dijo - con la misma sonrisa amable.
El zancudo intentó picarme...

miércoles, noviembre 09, 2005

 

Doc volador

Enfermeros malditos que apretan esta camisa como si fuera la cincha de una montura. Estoy sudando, me pica el ombligo y ahora, para colmo de males, se ha metido de nuevo un zancudo en la habitación; Uno de esos pequeños, que vienen a zumbar junto al oído para ver si estoy despierto...y aguardan mi inmobilidad para atacar con su turbia trompa la piel de mi frente, oreja, dedos y brazos. Llevo un par de horas ecapando, sin lograr dormir, he saltado de un lado a otro, trate de patearlo, de escupirle y hasta atraparlo entre mis dientes para triturarlo sin piedad. Pero el insecto se ríe de mi, desafía drante algunos minutos a la ampolleta y luego ataca otra vez.... ese zumbido es una tortura china, peor que esta camisa, peor que los enfermeros, peor incluso que los informes que logro leer a hurtadillas mientras me examinan... Esas planillas frías que hablan de mi corpontamiento errático, de los saltos y escupitajos que lanzo durante las noches, las palabrotas y juramentos que dirijo a seres inexistentes.
Estoy por creer que el zancudo que me visita es siempre el mismo, como el obeso que busca siempre la misma comida chatarra... quizás sea mejor dejar que se alimente de mi y aceptarlo como la única compañía regular que he tenido desde hace mucho... aún siendo un despreciable chupasangre y pésimo compañero de celda...
Lo voy a llamar "Doc".

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