La cómoda pieza del loco.

Después de besarla dulcemente, con suavidad y cariño, me sentí aliviado. No quería ir a esa fiesta, sentía que no tenía mucho que hacer ahí. A los quince, sin una mujer en la mira, sin amigos que asistan y con una personalidad enfermantemente retraída lo que menos se desea es llegar a un cumpleaños masivo, lleno de caras nuevas. La conocía hace poco, para variar no tenía idea que yo le gustaba... la saqué a bailar porque era agradable, buena compañía y necesitaba justificar mi presencia en ese lugar desconocido, fijar la mirada en una cara amable, que supiera mi nombre y calmara mi pánico. Algunos clásico de principios de los noventa, algún lento afrodisiaco, lo típico... nuestros labios se unieron y supe que llegar a esa casa enorme en San Carlos de Apoquindo había valido la pena. Aires de macho llenaron mis pulmones y caí en la adolescente actitud de cazador con su presa en la mano, todo un conquistador. Era (es) atractiva, bien producida, inteligente, de mirada franca y conversación llevadera... no pensemos en amor...La noche estaba salvada y la timidez daba un paso atrás ¡Un éxito!, Algo que contar el lunes en la primera hora....

Luego de un rato, un buen rato y muchos besos, donde no hubo palabras, solo un abrazo largo, me tomó la mano y me llevó al jardín, allí había un grupo grande de gente....

Oigan amigos - dijo sin soltar mi mano - les presento a mi pololo.

¡¡¡¡What!!! ¿Escuché mal???? , dijo mi pololo....

Cazador cazado.... el resto de la historia gira en torno a buscar la manera de... deshacer la historia.