La cómoda pieza del loco.

A usted, señor, ¡si! a usted, que es un gran señor; quiero contarle aunque nunca lo entienda o lo sepa, quiero decirle las cosas que voy a poner en este papel y también aquellas que voy deliberadamente a omitir.

No se pregunte qué o para qué, por favor; simplemente lea y no trate de analizar con esa lógica veraz que posee, que es la misma que me hace falta a mi...

Entienda de antemano mi modesta pretensión, deje su terno; baje del carro y sienta el sueño de verdad; sáquese la corbata, le aseguro que no se resfriará; siéntese en el taburete solo, de la propia amistad - sensibilidad; mírese al espejo; haga muecas de diablura, odio, nostalgia y amor, sáquese la lengua, dígase: ¿Qué has hecho?

retorne atrás y vuélvalo a intentar, pase nuevamente la película de lo que ayer, en algún instante fugaz pensó; dele la mano a sus grandes miedos, seguro estoy que se la acariciará. ¿lo hizo? ¿lo logró?

Dígame ahora: ¿No es igual que yo?

¿Vislumbra ahora mi oración?