jueves, febrero 03, 2005

 

Puentes

Cuando me encontré con las mentes abiertas, sin saberlo, sin reconocer su origen universal, me pareció que eran gente con carisma pero, desde mi posición tradicional, sentí miedo, el mismo que le tenía al segmento carismático del mundo en que yo habitaba, mi cálido mundo… mucho baile, mucha oración en lengua, mucho trance. Por eso miré con cuidado a estas nuevas personas de mundos “wide open”. Intenté abstraerme de esa atracción inmensa que en mi causaban esos pensamientos distintos, actitudes permisivas, libertad temática y un aire sensual que todo lo invadía a su alrededor y que daba un aire de sorpresas por venir… esa sensación de que, con ellos, todo era posible.
Pasó mucho tiempo en el que me esforcé por observar y estudiar cuidadosamente lo que sucedía; un estudio hecho desde el sentimiento, con la guata, con la experiencia del momento y sin papeles ni documentación previa… ¿un anti estudio entonces? El resultado fue comprender… o quizás solo convencerme que cada uno tiene sus cadenas y un lugar secreto para esconderlas. Haciendo hablar y escuchando con atención vislumbré por lo menos una prisión, un secreto, un valor y una sonrisa en cada persona que pasó frente a mi.. Entonces se mostraron espléndidos, como un tobillo de mujer en el medioevo, puntos de unión, puentes que me permitirían ir del nido al mundo y volver; abrir y cerrar la mente sin perderme, sin olvidar quién era, sin tener la necesidad de cambiar el peinado y la forma de caminar.
Hoy cruzo puentes con tranquilidad y permito que me juzguen… es que a la gente tradicional y a las mentes abiertas les encanta juzgar, bautizando los juicios con el nombre de opinión, tan trillado y requete manoseado como los “Cristian” en los años 70 o las “Catalinas” en los 80…¿Ven, juzgué?. El problema está en los prejuicios que llevan también el apodo de opinión. Ahí tenemos otro punto en común entre ambos lados de los puentes. Entonces, opto por no autodenominarme, si lo hiciera, los puentes se harían más estrechos y las bienvenidas menos cálidas. Si considero la posibilidad de ser “un tradicional renovado” o miembro de la fracción conservadora en el grupo de las mentes abiertas”; pues me quedaría en medio de algún puente, sin llegar a ningún lado, viendo a medias lo que sucede en ambos mundos que son uno solo y ensordecido por el torrente de agua y otras cosas bajo mis pies.

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